Hace un mes aproximadamente, escribí un artículo sobre la importancia del transporte, dentro de la cadena de suministro. Importancia que es proporcional al abandono que sufren los camioneros cada vez que hay alguna inclemencia, política o atmosférica.
En ese artículo, publicado por RALOG, hablábamos del abandono, de miles de camioneros, a raíz del cierre de fronteras con el Reino Unido y como el ministro Ábalos, había ido a socorrer a los camioneros que pasaron las navidades atrapados en Dover.
A pesar de sus arduas gestiones, en el terreno, no había podido sacarlos de la trampa; pero dando ejemplo, se había quedado con ellos a pasar la Navidad y compartida comida caliente traída por nuestra embajada en aquellos lares. Obviamente esto es un sueño que nunca pasó y nunca pasará.
Al poco de salir del encierro, vienen varias tormentas, entre ellas la famosa Filomena y otra vez, como siempre, la nevada pilla las carreteras sin estar preparadas y otra vez, como siempre, miles de camioneros quedan atrapados por la tormenta. Ha habido casos en los que han tenido que estar más de una semana esperando a que el sol deshiele las carreteras para poder circular.
El lunes posterior a la gran nevada, tuve que hacer un viaje de trabajo, y paré en un área de servicio, la carretera estaba abierta; pero el dueño del área había tenido que contratar a un tractor de Tébar, Cuenca.
El tractor y los propios trabajadores del área, paleando la nieve, habían hecho caminos por donde atender a los camioneros, que estos pudiesen ir al aseo o a comer y, no menos importante, pudiesen sacar el camión a la carretera y continuar ruta.
Las contratas que limpian las carreteras, no se hacen cargo de los accesos a estas áreas, ni de mantenerlas abiertas. Es decir, te ordenan pararte y luego, otra vez, como siempre, búscate la vida.
Tan importante es mantener expedita la carretera, como garantizar que estas áreas de servicio estén operativas y sean accesibles, tanto para poder parar el vehículo, cuando las autoridades lo ordenan, como para seguir existiendo, durante la retención y permitir el acceso a la carretera cuando esta la despejan.
Otra vez, como siempre, nadie, salvo los propios camioneros, que lo sufren, y algún dueño del área de servicio, han caído en la cuenta de este hecho. En este caso, el dueño del área de servicio ha tenido el liderazgo y la iniciativa de despejar los accesos a la carretera, aunque haya asumido alguna responsabilidad que no le toca; pero el fin justifica los medios.
Otra vez, como siempre, ¿nos volverá a ocurrir en la siguiente tormenta? o ¿alguien de ese ministerio de transportes caerá en la cuenta de que es responsable de garantizar la accesibilidad desde las áreas de servicio a carreteras?
Autor: José Ramón Illán – Cofundador de RALOG – Red de Ayuda Logística
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