“Ignorar los riesgos a los que nos enfrentamos, tanto personas como organizaciones, es un lujo que no nos podemos permitir. A nuestro favor tenemos años de experiencia y tecnología, que facilitan la implementación de un proceso exigente en tiempo y recursos, pero de una validez más que comprobada.”
Hace más de 40 años empresas, industrias y organizaciones en general, comenzaron a preocuparse por la forma en que eventos de diferentes tipos les afectaban y ponían en peligro su operación y capacidad de producción y de dar servicio a clientes y consumidores; y como estas disrupciones o el riesgo de las mismas eran cubiertas con seguros. Tomando en cuenta el coste de los seguros, la mayoría de estas empresas trabajaron arduamente en establecer procesos que les ayudaran a estar mejor preparados y solucionar los problemas con rapidez.
En la gestión de riesgo es básico identificar y analizar cualquier riesgo que impida que la empresa cumpla el objetivo para el que fue creada, estos riesgos deben clasificarse por su naturaleza y se les debe asignar un índice que indique la posibilidad de que pueda ocurrir y otro índice que de una idea del tamaño y cuantía del impacto en el negocio (frecuencia, intensidad e impacto). En esta evaluación, se debe ir desde lo más simple hasta lo más complejo y delicado, se debe analizar TODO, y se debe contar con TODOS, no solo empleados de la organización también proveedores (1er, 2do y 3er nivel) y clientes.
Por otra parte, el tiempo pasa, materiales, tecnología y la legislación cambian; de tal manera que lo que en el pasado no era un problema hoy lo es, así que la tarea de establecer los riesgos debe revisarse con una frecuencia mínima de un año y revisiones puntuales según seamos conscientes de un potencial riesgo. En resumen, no es un proceso infalible está sujeto a errores y por supuesto a mejoras, y es así como la evaluación, revisión y actualización no termina, es un trabajo continuo.
Una vez que se ha hecho este análisis, es necesario establecer planes de contingencia o mitigación del riesgo (y será la solidez de estos planes lo que permita gestionar una contratación de seguros más competitiva). Todos estos datos ayudaran a conformar un mapa de identificación, evaluación y mitigación del riesgo; de los que por cierto pueden encontrar muy buenos y variados ejemplos en libros sobre la materia, incluso en internet.
No cuesta mucho entender que las empresas que tenían una correcta política y procedimientos de gestión de los riesgos han estado mejor preparadas para capear el temporal que nos ha traído el COVID19; pero incluso estas empresas están enfrentando un riesgo diferente a todo lo conocido, nos hemos acostumbrado a evaluar y poner planes de mitigación de riesgos, que llegan, te golpean y se van y luego a recoger los trastes y los trastos. La globalidad, la prolongación en el tiempo, la activación de otros riesgos, lo expuestos que estamos todos al contagio, y la tardanza de una vacuna viable y segura, es algo que no habíamos vivido me atrevo a decir nunca.
Ante una amenaza como esta que está afectando al mundo entero, es recomendable implementar o reforzar (revisar vigencia y aplicabilidad) la gestión de riesgo de su organización; observar todo lo que ocurre en su sector (local y globalmente); colaborar y apoyar a proveedores, clientes incluso a la competencia; estar en modo crisis permanente; y asegurar el bienestar, formación y apoyo al personal, ¡¡¡el recurso más importante!!!
Autora: María Teresa Martínez del Valle – Vicepresidenta de RALOG
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