Ayer llamé a mi amiga Virginia para felicitarle su cumpleaños y, cuando me preguntó cómo estaba, le dije que bien, porque estoy vivo, sano y trabajando.
Este año 2022 ha arrancado con los problemas que terminó 2021, que ya venían desde 2020, más con una inflación desbocada y desconocida, por los que no tengas muchas canas, si es que les queda pelo, y con una guerra en las puertas de Europa, cosa que creíamos, cándidamente, que no volveríamos a ver.
Como cantaban Golpes Bajos, “Malos tiempos para la Lírica” Así es que como si nosotros y nuestras empresas fuéramos camaleones, vamos a tener que seguir adaptándonos al entorno y pasar por él con “elegancia”.
Voy a recordaros algunas de las perlas que nos toca gestionar, y no voy a hablar del COVID, que ya lo hemos introducido en nuestra rutina.
Tenemos una inflación (el impuesto de los pobres) que ronda el 10%, desconocida en los últimos 40 años. Vamos a tener que recordar, aprender, a gestionar empresas con esta inflación y esta vez, por si fuera poco, con crecimiento casi nulo. Los que trabajamos en países emergentes sabemos trabajar con estas inflaciones; pero van acompañados de crecimientos económicos similares; una cosa compensa otra, pero es España: convenios, revisión de alquileres, actualizaciones, subidas de tipos de interés, etc, con esos porcentajes, no hace falta ser profeta para saber las tensiones que está generando y las que nos va a traer.
El encarecimiento exponencial de la energía. Pongo sólo 2 datos: el gasoil sobre un 30% y la electricidad sobre un 450%. Como esto es ingestionable e imposible de repercutir a los clientes, hemos vivido varias huelgas de transporte en los últimos meses, huelgas que, ojalá me equivoque, y no se hayan cerrado en falso como las veces anteriores.
Cualquiera que gestione una empresa sabe lo desagradable que es ir a un cliente con subidas de tarifas, imagina con subidas diarias. Esto está haciendo que fabricantes y distribuidores estén soportando las subidas de costes, a costa de sus beneficios, por temor a perder clientes; pero ese tapón, poco a poco se ha ido abriendo y esto va a traer más inflación y tensiones.
Colapsos en las cadenas de suministro, con el arranque de las economías tras el COVID las cadenas de suministro, especialmente las largas que vienen del Este, han hecho agua, nunca mejor dicho, por todas partes, aun no nos hemos recuperado y en el horizonte se avecina otra. Por mucha memoria de pez que tengas, ¿no te recuerda las imágenes de China, con ciudades cerradas, fábricas y puertos parados, a lo que vimos hace dos años? y nos creíamos que eso a nosotros no nos iba a afectar. Nos viene otro tsunami cuando todavía no nos hemos repuesto del anterior.
Por si no teníamos pocas tensiones, al Sr. Putin, se le ocurre, como siempre que hay una situación interna insostenible, montar una guerra.
Todo ello sazonado, en España, con un gobierno que no sabe gobernar, que llega tarde y mal siempre y que lo único que hace es someternos a una fiscalidad inquisitorial y sinvergüenza para mantener chiringuitos y comprar votos.
Como no me quiero extender en recodar más desgracias, creo, más que nunca, que debemos tener presente la frase de Darwin “Las especies que sobreviven no son las más fuertes, ni las más rápidas, ni las más inteligentes; sino aquellas que se adaptan mejor al cambio”
Los japoneses, usan el término Ki ki para expresar que, ante un peligro, buscar la oportunidad. La misma expresión indica crisis y oportunidad.
Concluyendo, ¿Qué deberíamos hacer pues?
- Adaptarnos y rápido, no perder ni un segundo de nuestro tiempo, que no tenemos, ni un julio de nuestra energía, que está casi en reserva, en poner pegas a la adaptación.
- Cuando vengan problemas, como los expuestos y otros muchos vendrán, conforme lo veas, preguntarte ¿esto a mí y a mi empresa cómo me puede beneficiar?
- Por último, y es algo que comenté al principio del covid en otro artículo, y por desgracia se ha cumplido, “esto es una carrera de fondo”. De modo que, como diría el maestro Yoda
“Que la Fuerza te acompañe”
Autor: Jose Ramón Illán. Vocal de RALOG
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Brillante