Cuando llegué por primera vez a la logística como Director de Departamento, eran fechas próximas a la Semana Santa. En la primera reunión, mis queridos colaboradores, apreciaron que era un pardillo y como los felinos, para marcar su territorio ante el neófito, decidieron meterme el miedo en el cuerpo, con los problemas que íbamos a tener en la inminente Semana Santa: retrasos, faltas de servicio de proveedores, roturas de stock de los almacenes, absentismo, carreteras restringidas a los camiones… caos en general. Creo que cuando vieron que me estaba poniendo lila, decidieron acabar de acojonarme, con una frase lapidaria “si pasamos la Semana Santa, pasamos el verano”.
En la distribución de supermercados, la Semana Santa es una punta de trabajo salvaje, similar a los días más fuertes del verano, por tanto, si la superas, el verano “podrás” superarlo; pero si no, reza.
Hace tiempo que todos los que nos dedicamos a logística venimos denunciando el problemón que tenemos con la anunciada prohibición de ventas de vehículos con motores a combustión y la falta de alternativas viables, especialmente grave en Europa y gravísimo en España.
Aparte de los culebrones de Sánchez, Begoña, Puigdemont, Koldo… que tanto preocupan y ocupan a nuestros politicastros, hay un mundo real, donde además de anuncios electoralistas, deberían dar forma a todo lo que anuncian. Nos han dicho que todos seremos verdes (guay) y viajaremos en vehículos eléctricos (re guay), excepto el que va al cuarto de baño en Falcon; pero se les ha olvidado que para ello hay que crear infraestructuras y servicios para que podamos ser guays.
Esta Semana Santa han suspendido muchas procesiones por la tan deseada lluvia, gracias a Dios. Muchos pensábamos que nos quedábamos sin ver ningún Viacrucis; pero a cambio, hemos podido ver procesiones de coches eléctricos intentando recargar baterías y llegar a casa, el regreso del domingo de Resurrección sí que ha sido un Viacrucis para demasiadas familias.
Estamos denunciando que apenas tenemos 29.000 mil puntos de recarga, la mayoría son de carga lenta y más de 7.700 de ellos no funcionan (datos del 2023) cuando deberíamos haber terminado el año pasado con 45.000. Esto son datos estadísticos, si nos vamos a los hechos, por ejemplo, un servidor, aún no he podido recargar mi vehículo fuera de casa, esto es algo habitual entre las personas que conozco que poseen un coche eléctrico. Hecho que han podido sufrir los usuarios en el regreso a casa tras la Pascua. Es kafkiano, pensar que tienes un trayecto de 3 horas con un vehículo de combustión y con tu eléctrico guay necesites parar a mitad de camino y dedicar 4 horas a recargar.
Los que aprobaron la agenda 2030 y sus objetivos, no pensaron que luego tendrían que trabajar para que eso ocurriera. Prueba de esta falta de previsión es los casi dos años de trámites burrocráticos que nos exigen para que un punto de recarga pueda funcionar. Por eso hay muchos que están plantados, esperando la autorización para funcionar.
Si hablamos de puntos de recarga para camiones de larga distancia, la situación es mucho peor, en España no tenemos NI UN punto de recarga de más de 350 Kw. Hemos visto colas de hasta 4 horas para poder recargar la batería de un coche, que es pequeña en comparación, nos imaginamos esas horas con una fila de camiones esperando para cargar las baterías.
En logística sabemos que el objetivo es que un camión esté funcionando 24 horas, 7 días. El que más se aproxima a esta medida, tiene mejores costes. Sería totalmente inviable tener colas de camiones esperando para cargar. Al ministro, que ni está ni se le espera para dar una explicación, por supuesto es más importante apaciguar a Puigdemont.
Las empresas con logística propia y los operadores, cada día anunciamos que ya disponemos del primer camión eléctrico, es más postureo que eficiencia. Si no eres eléctrico, es que estás contra el universo; pero la verdad es que al margen de las excepciones para quedar bien, poco nuevo bajo el sol, las fechas corren y los problemas no se solucionan, al contrario, el parque de vehículos eléctricos crece unos 50.000 por año y los puntos de recarga ya hemos visto cómo evolucionan.
Por tanto, si esta es la prueba de “PASADA LA SEMANA SANTA, PASADO EL VERANO” más vale que nos lo tomemos con estoicismo porque este verano va a ser muy largo y si hay que hacer cola de varias horas en plena canícula, aconsejamos que llevemos un abanico, manual por supuesto.
Autor: Jose Ramón Illán. Vocal de RALOG.
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