Hace tiempo que venimos cuestionando paradigmas sobre fabricar sólo marcas de fabricante (MDF) o hacerlo también con marcas de distribuidor (MDD), como una opción, si no la única, de sobrevivir y continuar produciendo.
No hace falta recordar la importancia que tiene el precio cuando estás tieso, tenemos una inflación que se ha quedado y, por muchas sandeces que diga Sánchez, la economía ni va como un cohete ni nada que se le parezca. Para él seguramente sí; pero para el resto de los mortales no, solo tienes que pararte, unos minutos en la línea de cajas de un comercio, para ver cómo echan pestes los clientes, cuando ven que su dinero cada vez vale menos.
Al finalizar uno de los encierros ilegales con los que nos castigó Sánchez, viendo el crecimiento exponencial que estaba experimentando la compra on line en la distribución, un cliente nos preguntó qué creíamos que pasaría en el futuro. Mi socio y yo, sin haberlo preparado, contestamos que, cuando las aguas volvieran a su cauce, volvería a descender y estabilizarse. Muchos gurús predecían que los clientes, tras descubrir la compra on line, haría que ésta siguiera creciendo.
Una de las reglas básicas de este negocio, junto a la calidad y el servicio, es el precio. La compra on line está subvencionada por los que compran físicamente en las tiendas, no conozco ningún operador que impute los costes reales, al 100% a la compra on line. Cualquiera que sea usuario, puede comprobar qué le cuesta que le lleven las cosas a la puerta de la casa, y lo que le cobran.
En un estudio presentado por ASEDAS, nos indican que antes de la pandemia el 70% de los clientes compraba físicamente en las tiendas, un 3,5% lo hacía on line y un 27% alternaba una y otra. Hoy el 73% sigue haciéndolo físicamente, un 4,8% lo hace on line y un 22% las alterna.
Volviendo a las tres reglas básicas por las que compramos un producto/servicio, la calidad y el servicio no han empeorado, todo lo contrario, los distribuidores están inmersos en mejorar su servicio de compra on line, nos esmeramos en dar un servicio de 5 estrellas a precio de saldo, algo que todos sabemos que no es sostenible; pero como todavía la compra on line, representa poco volumen sobre el total, y usa las sinergias de las tiendas físicas, se puede soportar y la subvencionamos.
A pesar de la subvención, definitivamente comprar on line, sale más caro que hacerlo yendo a la tienda, y esto amigo, cuando estás tieso porque no has visto el cohete del presidente, te toca buscar moneditas para para acabar el mes, no sé si esto influye en que hayan aumentado la venta de las huchas tradicionales.
Mi socio, Jose Luis Blanes, cuando bajamos el precio de un producto y de pronto, milagrosamente, empieza a venderse más, con sorna dice “otro producto que es sensible al precio”, pues con la compra, al hacerla on line, pasa lo mismo.
Además, hay un efecto colateral, otra vez para las marcas, y es que, yendo físicamente a la tienda, puedes comparar producto de MDF y de MDD, ver cantidades y precios, y eso también ayuda a que la MDD siga creciendo, esta sí, como un cohete.
Cuando vamos físicamente a las tiendas, incluso a varias tiendas, a la caza de productos más baratos o de las ofertas, no imputamos nuestros costes de desplazamiento o de nosotros, haciendo de preparador de pedidos y repartidor, esto es algo que, en la economía casera, no lo hemos hecho nunca, creemos que nuestro tiempo es gratis.
Por tanto, al final, la verdad es tozuda y cuando quieres ahorrar, porque no eres el del cohete, tienes que acabar yendo a comprar físicamente, “OTRO PRODUCTO SENSIBLE AL PRECIO”.
Autor: Jose Ramón Illán. Vocal de RALOG
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