“No gastes tu dinero antes de cobrarlo ”
Cómo ya hemos comentado, en épocas de crisis económicas como la que estamos sufriendo desde hace varios meses por distintos motivos, principalmente por la inflación de costes, la financiación externa tiene un coste elevado, por ello la mayoría de las organizaciones se orientan en la optimización de su capital circulante, ya que es una de las formas rápidas, seguras y económicas de la financiación interna de las empresas.
En base a ello hoy vamos a hablar de uno de sus componentes del Ciclo de Conversión de Efectivo, las cuentas a cobrar a clientes.
Las cuentas a cobrar a clientes representan derechos de cobro que se esperan recibir en efectivo, es decir las cuentas a cobrar por la empresa significan sumas de dinero que se adeudan a la empresa por la venta de productos y servicios.
La gestión optima del capital circulante, nos informa, a través del Ciclo de Conversión de Efectivo, de cuantos días tardamos en transformar las compras que tenemos en inventario hasta su venta efectiva.
El Periodo Medio de cobro a clientes (PMC), es él tiempo que transcurre entre la entrega de los bienes y servicios al cliente y el cobro de la misma. Su cálculo es sencillo, al dividir el saldo medio de las cuentas a cobrar a clientes, entre las ventas medias con IVA y multiplicar el resultado por 365 días.
Es un objetivo común de todas las organizaciones el reducir lo más posible el periodo medio de cobro (PMC) a clientes y es fundamental para la gestión correcta del circulante que el Periodo Medio de Cobro sea inferior al Periodo Medio de Pago.
Tener menos días en el ciclo de conversión de efectivo, nos ayuda a tener mayor liquidez en la cadena de suministro.
En base al Periodo Medio de Cobro (PMC), las organizaciones deben vigilar y planificar su estrategia de la póliza de crédito con los bancos.
La gestión de las cuentas a cobrar es una parte importante de las operaciones financieras de las organizaciones, porque proporciona una visión de la salud financiera de la empresa y sirve como forma de analizar y medir la liquidez de la compañía.
Debemos tener en cuenta que la ley de Morosidad en operaciones comerciales 3/2004, donde se establece un plazo máximo para pagar de 30 días naturales , aunque también se permite pactar entre ambas partes un plazo máximo de 60 días.
Por ello debemos revisar las condiciones de pago pactadas con los clientes en el contrato, el pedido o en la factura.
Todos los proveedores buscan hacer un mejor uso de su capital de trabajo (working capital), en el caso concreto de la gestión de cobros para Pymes o profesionales autónomos, debemos ser proactivos y fijar de forma prioritaria el proceso para la gestión de cobros, integrándolo en la actividad diaria.
Además, debemos dar prioridad a tener un informe de cobros pendientes, donde se avise del estado de todas las cuentas por cobrar.
También debemos ser proactivos en el envío inmediato de la factura, con los datos correctos, una vez realizada la entrega de los bienes o servicios.
Si del informe de cobro pendientes se detectan facturas impagadas, debemos llamar o enviar un correo electrónico al cliente, recordando el pago vencido, antes del envío de una carta-reclamación, anunciando acciones legales.
Por otro lado, las organizaciones tienen la obligación de jugar sus cartas para proteger su flujo de caja, realizando controles más frecuentes sobre la solvencia de sus clientes, antes de negociar y firmar los términos o cláusulas de pago. También deben investigar de forma permanente las condiciones de los métodos alternativos de cobro como “factoring y confirming”, incluso conociendo en todo momento, el coste actual del dinero, para ofrecer descuentos dinámicos por pronto pago a sus clientes.
En el “confirming” los clientes mejoran la negociación con los proveedores porque estos saben que tienen más garantías, mientras que en el “factoring” los proveedores ganan en flexibilidad al negociar los plazos de pago con los clientes, ya que saben que cobraran más rápidamente sin influir en el plazo pactado, pero ambos métodos tienen un coste.
El equilibrio de poder entre clientes y proveedores, así como la estabilidad a largo plazo de ambas partes, puede cambiar fácilmente en condiciones económicas distintas.
A través de RALOG, tenemos cursos y seminarios mensuales de Finanzas para Logísticos No Financieros, y otros, donde la comunidad Ralogers, pueden formarse en gestionar el circulante con eficiencia.
Acerca el Autor
José Luis Galiana, es logístico y presidente de RALOG – Red de Ayuda Logística. jlgaliana@ralog.es
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