Hace tiempo que, desde estos artículos, hacemos hincapié en que lo más sostenible en las cadenas logísticas es la proximidad.
Los políticos, dentro de su mundo virtual, han “encontrado” la solución para frenar el cambio climático y han aprobado una agenda 2030 donde se focalizan en que todos vayamos con vehículos eléctricos. Hasta hoy, a nivel de usuario, cualquiera puede ver que apenas hay puntos de carga, en España en concreto, ni nos acercamos al número mínimo comprometido y, lo que es peor, esto lo sufrimos cualquiera que tenga un vehículo eléctrico o hibrido enchufable, es que según datos de las asociaciones de conductores, más de la mitad no funcionan.
Quedan menos de 7 años de la ambiciosa agenda, tenemos fecha, pero no qué hacer para llegar a esa fecha, sólo en turismos están algo avanzados, aunque ya hay países y fabricantes, como Alemania, que ha puesto el freno a esta agenda, ven que va a ser imposible cumplir, no estamos preparados, necesitaremos una reconversión brutal de las fábricas, que hoy dan empleo de alta calidad. No tenemos rendimiento de las baterías para larga distancia. No estamos preparados en las infraestructuras necesarias para recargar todos los vehículos, y eso que todavía ni nos hemos planteado recargar camiones, vehículos industriales, agrícolas….
Siempre hablamos de turismos y si la distancia de los objetivos con la realidad parece insalvable, ¿Cómo estamos en logística? Hoy el transporte por carretera es responsable del 70% de las emisiones, no hay vehículos de gran tonelaje, que se puedan comparar con los vehículos diésel normales, ni en rendimiento ni en capacidad de transporte a larga distancia.
No hablemos de otros transportes como el aéreo o el marítimo, si el transporte de gran tonelaje por carretera está olvidado, de estos otros no sabemos nada.
El otro día leí un estudio que terminaba con una conclusión lapidaria “1.000 millones de coches contaminan lo mismo que los 20 buques mercantes más grandes del mundo”. Con datos como estos, creo que no soy el único, que le da la sensación de que nos toman el pelo para tenernos entretenidos, y cuando nos sentimos los más ecologistas y defensores del medio ambiente porque por fin ya tenemos un coche híbrido, o eléctrico, conociendo esta información, te sientes como si estuviéramos barriendo el desierto en un día de viento.
Seguimos trayendo mercancías desde el otro lado del mundo, con la paralización de los puertos de Asia en el COVID o el atasco del Ever Green en el canal de Suez, y la paralización del mercado mundial durante una semana, parecía que nos habíamos dado cuenta de que las cadenas de distribución larguísimas, además de caras, son insostenibles; pero por desgracia, pasa el susto y continuamos como siempre, deslocalizando la producción, fabricando barcos porta contenedores más grandes, ya tenemos de más de 24.000 TEUs, y seguimos haciendo infraestructuras gigantescas para ellos. Seguimos creciendo en turismo de cruceros y haciendo grandes inversiones para que cada vez, barcos más grandes, atraquen en nuestros puertos. Seguimos usando cada vez más el turismo aéreo, con crecimientos del 30% al 60% y ampliando los aeropuertos, y podría seguir con esta serie de incongruencias hasta aburrir.
Volviendo al mundo real, apenas tenemos puntos de carga y la mitad no funcionan y, nuestros políticos, se la juegan todo a una carta, la electrificación del transporte. Amigos, o dejamos de traer mercancías de lejos y dejamos de viajar al fin del mundo a tomarnos un fin de semana libre o buscamos otra solución porque con la electrificación no vamos a ninguna parte. Parece de Perogrullo, pero es bueno volver a recordar que EL TRANSPORTE MÁS EFICIENTE ES EL QUE NO SE HACE.
Autor: Jose Ramón Illán. Vocal de RALOG.
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