Isabel Allende escribió “la muerte no existe, la gente sólo muere cuando la olvidan”Cada cierto tiempo, solemos descargar las fotos del teléfono, cuando el pobre empieza a dar problemas porque abusamos y lo usamos de archivo.Revisando, las miles de fotos, me encontré esta de mi amigo Enrique Boigues.
Se trata de una presentación que hicimos, en Barcelona, de mi libro “Hormiga y Cigarra” y donde Enrique me acompañó como padrino. Ahí está de pie, pronto a ayudar. A Enrique lo menciono habitualmente, suelo nombrarlo en presente, porque lo tengo presente y lo recuerdo, con sonrisa, las bromas que nos gastábamos o qué diría en esta situación y la sonrisa socarrona con la que lo expresaría.Lamento profundamente no haber podido acompañar a la familia en su sepelio, estaba en Colombia trabajando. De madrugada, recibí una llamada de Rafael Miguel, contándome la noticia y me quedé helado, hacía pocos días que habíamos hablado y no sabía nada sobre su enfermedad, así es Enrique. Jose María Bonmatí me llamó después, ambos estábamos perplejos.
Para los que no habéis tenido la suerte de conocerle, os voy a describir, las que para mí, son las cualidades más importantes de Enrique. Es una persona veraz, nunca le recuerdo ninguna mentira ni media verdad, dice lo que piensa.Es valiente, defiende sus posiciones, como se dice, con puño de hierro en guante de terciopelo. Recuerdo las largas jornadas en el Comité de Logística de AECOC, o con el Comité Nacional de Transportes. Él tenía la misma contundencia y elegancia, para defender su posición, sea delante de los transportistas, la postura de los cargadores y delante de los cargadores, la postura de los transportistas. Gracias a su tesón conseguimos mejoras para todos, como la RAL de tiempos de carga y descarga que vino a solucionar viejos problemas.
A nivel personal, le hemos visto, por Barcelona, en manifestaciones con la bandera de España, jugándose el físico con los energúmenos nacionalistas. Pisa el terreno. Los 10 años que estuvimos trabajando juntos, en mi calidad de miembro y de presidente del comité de logística de AECOC, siempre estuvimos donde había problemas. Recuerdo las largas jornadas en el NH de Abascal, esperando que nos llamaran de ministerio para ayudar a solucionar problemas cuando las discusiones entre asociaciones de cargadores y transportistas se engangrenaban. Nosotros, en representación de AECOC éramos la baza para poner sentido común. Siempre estaba donde hay un problema que solucionar. Es generoso, siempre está dispuesto a ayudar. Cuando me incorporé al comité de logística de AECOC, en las primeras reuniones me sentía un extraterrestre, mis compañeros solían usar iniciales en inglés para expresar cosas y allí estaba yo, con cara de pasmado.
Enrique, que se dio cuenta, me dijo que me sentara a su lado, y amablemente, me iba traduciendo cada una de las expresiones que al final eran las cosas más cotidianas. Ambos conseguimos que a las cosas se les llamara por un nombre que entendiéramos todos. Además, nunca se puso medallas, al contrario, se las ponía a todos. Es humilde, a pesar de su cargo institucional, cuando algo no lo entiende tiene la humildad de preguntarlo y de ir a verlo físicamente, “para que no me lo cuenten”. Creo que es la persona con la que más veces he ido a visitar los almacenes y camiones.
Es inquieto en busca de conocimiento, con él he tenido siempre discusiones sobre futuras energías, almacenes sin esfuerzo… Fuimos pioneros en visualizar el Hidrógeno como futura energía sostenible, hace ya más de 25 años y defendimos, desde AECOC los megatrailer y vehículos con más ejes, semilla que está dando fruto muchos años después. Cuando se “jubiló” se puso a estudiar de nuevo y es autor de brillantes artículos sobre la mente.Es ejemplar, nunca le he visto decir ni defender nada en lo que no sea ejemplo.
Es patriota, defensor del concepto de España porque siendo melillense de nacimiento y catalán de adopción, tiene una visión más amplia de la nación.
Es divertido, hasta en las situaciones más duras que hemos vivido juntos, ha sabido hacer una broma en el momento oportuno. Sólo la gente muy inteligente tiene ese sentido del humor.Mi experiencia es que los grandes líderes, satisfacen las necesidades de sus voluntarios, consiguen que estos se hagan gigantes y CONTRIBUYEN AL BIEN GENERAL. Enrique ha dejado un rastro de grandeza por donde ha pasado y, lo más difícil, ha conseguido que todos hablemos bien de él.Para los que no habéis tenido la suerte de conocerle, preguntar a los que sí la tuvimos y seguir su ejemplo.
Autor: José Ramón Illán, Vocal y Cofundador de RALOG
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