Actualmente con la pandemia, vivimos una situación de cambio permanente y, con un grado de incertidumbre, difícilmente superable. Hace muchos, muchos años, Heraclito de Éfeso ya nos recordó que “lo único constante es el cambio”.
Malos tiempos para los que quieren una vida personal y profesional estable, predecible, tranquila. Hoy estamos viviendo un ejemplo de impacto, para las personas que viven en Madrid o tenemos que desplazarnos a la capital. Cada día tienes que estar mirando las noticias que nos regalan los políticos que no nos merecemos, como si tuviéramos que consultar la ultima predicción meteorológica.
Como la situación es la que es, y va a durar tiempo, ¿qué cualidades debe tener un líder en la empresa en estos momentos de cambio?
Voy a destacar sólo algunos de los más relevantes, haciendo hincapié en el principal.
Lo primero debe ser ejemplo de lo que predique. Me encuentro en empresas donde la dirección y el personal de oficinas se han marchado, por seguridad a hacer teletrabajo, y otras, donde están siendo ejemplares y todos los días van a su empresa y se dejan ver. En los primeros, hay casos donde el absentismo entre el personal supera el 50% y en los segundos todo el mundo sigue el ejemplo de su líder y está al pie del cañón. ¿Qué haríamos nosotros si el capitán del barco abandona la nave y nos pide que nos quedemos?
Una de las situaciones más bochornosas que he visto, en toda mi vida, fue cuando los partidos en el gobierno piden a los ciudadanos distancia social y van a congreso, todos apelotonados a aplaudir a su jefe. Haz lo que te digo y no lo hago, en la empresa, se paga con que tus colaboradores te abandonen.
Lo segundo, resistencia. Estamos en una carrera de fondo, como el maratón, necesitamos recargar y dosificar fuerzas, porque no sabemos cuánto durará esta situación. El personal sanitario nos lo está denunciando cada día. La empresa colapsa, si colapsan las personas que la dirigen. Ya han desaparecido más de noventa mil empresas en España desde que empezó la crisis.
La tercera consiste en visualizar. Es necesario ser capaz de crear una imagen mental de dónde queremos estar, transmitir al equipo y hacer que ocurra.
La cuarta, tener una Actitud Mental Positiva (AMP). La AMP es la que diferencia a las personas normales, de los grandes líderes del cambio. Los primeros, ante problemas como los que vivimos, entran en stress y perderán tiempo y energía, que les reducirá la capacidad de resistencia, y se dedicarán a quejarse: por la imprevisión, la perdida de negocio, la crisis económica, la ausencia de turistas, la ineptitud de los políticos, el abandono de Europa, la falta de ayudas, la falta de medios de protección, la demora en encontrar una cura o una, vacuna, la inconsciencia de las personas que se saltan las medidas de protección, etc. Como si de las diez plagas de Egipto se tratase.
Los líderes del cambio, ante situaciones cómo estas sólo piensan ¿esto en qué nos puede beneficiar? Cuando es así, fabrica mascarillas porque apenas vende ropa, fabrica gel hidroalcohólico porque nadie toma bebidas espirituosas, fabrica pantallas faciales porque nadie compra coches…
Si el cambio fuera una ola gigante, unos se pondrían un salvavidas y los líderes del cambio cogerán la tabla de surf.
La quinta cualidad y para mí, las más importante, en estos tiempos, es la capacidad de adaptación. Cada día es un nuevo sobresalto y una nueva sorpresa, desde los decretazos que regulan nuestra vida, que algún día espero que sepamos, por qué se dictan todos “con alevosía y nocturnidad”, hasta el comportamiento de los clientes que reaccionan frente a la imprevisibilidad y que nos obligan a estar continuamente adaptándonos.
Esta cualidad es la que nos va a permitir sobrevivir y salir más fuertes.
Lo dicho, malos tiempos para los que querían una vida tranquila. Haberte elegido muerte.
Autor: Jose Ramón Illán Vivas – Vocal en la Asociación Española Profesional RALOG – Red de Ayuda Logística
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